La noche de Paco Martínez Soria 2011

Estábamos en plena transición y Don Paco ya tenía sus añitos. Hasta setenta y cinco había acumulado en sus espaldas, pero él seguía en la brecha. Sus funciones de teatro y una película al año más o menos.

La de aquel año, “Estoy hecho un chaval”, le volvió a poner bajo la dirección de Pedro Lazaga. En el fondo, una nueva reunión de amigos. Juntos habían saboreado el triunfo en varias ocasiones, empezando por “La ciudad no es para mí”, que tantos dividendos dejó.

Como Don Paco se conservaba bastante bien para su edad, pensaron que podía colar haciendo de señor de 65 años, quien al estar casado con señora de cuarenta y tantos –en realidad la bella Queta Claver tenía 46- aún tenía energías para engendrar más hijos, a sumar a las dos parejas que ya tenía, en clara demostración de poderío como rezaba el título de la película.

Y ahí tenemos al bueno de nuestro paisano, que mientras se siente juvenil otros piensan que estaría mejor jubilado. Y se jubila. Bueno, mejor habría que decir que lo jubilan. Y empieza el lío. Problemas de dinero, dificultad para encontrar trabajo -¿les suena algo?-, y un final ingenioso que remite a otra película de Pedro Lazaga.

El paso del tiempo no ha sentado mal a la que sería una de las últimas películas de nuestro artista. A pesar de cierta rémora por su condición de adaptación de una obra de teatro de Alfonso Paso, que le lleva en ocasiones a excederse en parlamentos, se sigue con una sonrisa y burla, burlando, hasta tiene su puntito de crítica social, todo ello sin excederse, que tampoco era el caso.

Como curiosidad, anotar que el director se permite hacerse un homenaje al hacer que uno de los personajes, la inefable Rafaela Aparicio, cite a un supuesto futbolista, Pichurri, que si Vds. tienen memoria recordarán que era el nombre de uno de los modestos jugadores del equipo protagonista de aquella “Los económicamente débiles”, que años atrás dirigiera el propio Lazaga. Exactamente el que interpretaba Julio Riscal.

Donde quizá se pasaron los del casting fue en adjudicarle el papel de suegra de Don Paco a la propia Rafaela, que en la realidad tenía cuatro años menos que el turiasonense. Cosas del cine…

Como era habitual en este tipo de películas, el reparto es amplio y plagado de nombres importantes. Alfredo Mayo, el eterno cómico triste que fue Roberto Font y el que nunca faltaba, Antonio Ozores, acompañan a los ya nombrados.

No falta un famoso del momento, el recordado Kiko Ledgard, haciendo como no podía ser de otra manera, de él mismo. Lástima que la secuencia del supuesto concurso que presenta no sea de lo más ingenioso de la trama, precisamente.

Cine amable, con sus leves gotitas sociales, que viene a decirnos que pocas cosas han cambiado. Es en lo relativo a la condición femenina donde más se notan los cambios, por lo que el filme acaba teniendo su valor como documento sociológico.

En cuanto a sus aciertos como comedia, seguramente los diálogos entre Don Paco y su suegra sean lo más conseguido. Son chistes clásicos, pero como ambos los dicen tan bien, siguen valiendo.

El buen rato habitual está garantizado. Don Paco dominaba el género y cinco años antes de que nos dejara seguía demostrándolo. Tenemos ocasión de comprobarlo en la sesión que este Festival le dedica, como ya es costumbre.