Premio Tarazona y el Moncayo: Eduard Fernández – Orgullo, honor, agradecimiento y aprendizaje
Se me mezclan varios asuntos de gran emoción en esta breve carta. Es un escrito sobre un amigo que recibe un premio de honor en Tarazona, ciudad especial para mí porque en ella he pasado decenas de Navidades, veranos, Cipotegatos y vinos. Mis hijos tienen sus genes turiasonenses, y en este cine en el que presenté mi primera TV movie ahora se premia a uno de los grandes, gracias al cual yo tengo la
carrera que tengo. La vida, a veces, nos regala coincidencias cósmicas como esta, y debemos abrazarlas y sonreír al ver lo caprichosa y divertida que puede ser.
He hecho dos películas con él, Mediterráneo y El 47. En ellas, Óscar Camps y Manolo Vital se parecían tanto como no se parecían en nada. Ese es su poder: no solo crea personajes para el recuerdo y la memoria del cine, sino que lo consigue sin que esos personajes se parezcan entre ellos. Es el poder del camaleón, es el poder del gran actor.
El mayor honor de mi carrera es haber compartido mis historias con las suyas, haber defendido con él dos películas. Sin él, yo no estaría aquí ni mis películas hubieran sido lo que son. Yo no lo he dirigido: nos dirigimos los dos juntos. Con los más y los menos de cada proyecto, nos sabemos cerca y repetimos, porque yo soy mejor con él, mis películas son mejores con él, como el Barça de Guardiola era mejor con Messi. Él es Messi.
Vais a premiar al actor, pero eso es porque no sabéis que él es también un gran cultivador de buenos proyectos. Es un creador, es un constructor. Se involucra mucho antes, los mejora, y su talento hace que esos personajes crezcan hasta incluso verbalizar frases para la posteridad que no estaban escritas en el guion. No tengo ningún problema en —al contrario, es para mí un orgullo— reconocer que
algunos de los mejores diálogos que he escrito… los ha inventado él.
Hoy me piden que escriba unas palabras sobre él, y sinceramente, mejor no me extiendo porque esto me saldría largo. Pero lo resumo en: orgullo, honor, agradecimiento y aprendizaje.
Hemos tenido la suerte de compartir solo éxitos y reconocimiento, y espero que eso se alargue en nuestra tercera película que pronto haremos. Pero si la racha no puede continuar a ese nivel, yo igualmente me sentiré un director feliz por haber podido unir mi nombre al suyo. Eso es lo que todo niño que quiere ser director de cine desea: trabajar con el mejor, trabajar con Eduard Fernández.
MARCEL BARRENA
Director de 100 metros, Món petit, Mediterráneo y El 47